En mi pueblo el día 1 de noviembre nos levantamos, nos vamos al cementerio con nuestras flores y nuestras velas a ponérselas a nuestros difuntos. Le hacemos una visita a los conocidos y por la noche comemos gachas con cuscurros, batatas, castañas asadas. Con las gachas que sobraban tapaban las cerraduras de la puerta y a la mañana siguiente no podían abrirla.
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